La Nación, 'Respetar la voces interiores', Diciembre 2001

Respetar las voces interiores

Isabel de Laborde es de madre mexicana y de padre francés. Luego de su infancia en México vivió en París donde cursó estudios en la Escuela de Artes Decorativas y de Bellas Artes. A partir de la década de los 80 vive y trabaja en la Argentina, casada y con dos hijos.

Lo primero por destacar en el caso de Isabel es su probabilidad artesanal, su dominio del dibujo así como de las demás técnicas que domina y que suelen pasar por el acrílico.

Pero de poco y nada servirían estos brillantes antecedentes si además Isabel no estuviese dotada de un gran talento y de una férrea voluntad, ese carácter que le hace cumplir a pie juntillas con el dictado de Braque: Chaque artiste a sa cage (cada artista en su jaula).

Esta muestra está compuesta por más de una serie: la de los ríos, la de los tiempos y la de la sangre. Esta última cubre una pared con trabajos de formato no grande y en la que vemos algunos círculos, en distintas composiciones surcadas por ramificaciones doradas, algo que nos atrapa por su refinamiento y buen gusto. Lo mismo podríamos decir de otras composiciones donde lo poético se conjuga con lo plástico, dejando el protagonismo a lo estrictamente visual.

En Laborde su vuelo poético no nos incomoda, ya que apenas actúa como disparador de una sensibilidad óptica, que sabe dar a su inspiración toda la equivalencia plástica que exigimos de la buena pintura. En todo caso, pasearse por esta muestra deviene un recorrido espacial tan bien equilibrado que nos hace pensar que son las paredes las que se hubiesen adecuado a los cuadros y no a la inversa. Ello habla muy bien de la curaduría de la muestra. Hay una pared ocupada por una sola pintura: los colores tenues, las líneas que no vacilan, nos dicen de una voluntad creadora que logró su cometido.

(En Galería Maman, Avenida del Libertador 2475, hasta el 31 del actual.)

Rafael Squirru